Pedagogía instrumental

Pedagogía instrumental

Desde agosto de 2019 me desempeño como docente en el Conservatorio Antonio María Valencia y en la Escuela de Música de la Universidad del Valle compartiendo ideas, experiencias y música con jóvenes talentos.

Durante más de 8 años años he trabajado con alumnos de todas las edades y niveles de formación pianística. En diversas escuelas de música en Cali, Hamburgo, Lübeck (Alemania) y Valencia (España) he tenido la oportunidad de compartir mis conocimientos y aportar a la formación de niños, jóvenes y adultos. Esta experiencia sin duda me ha enriquecido como ser humano, como pedagogo y por supuesto en mi propia actividad como intérprete.

Filosofía pedagógica - algunas ideas

Cada estudiante es un ser humano único

En el centro de mi filosofía pedagógica se encuentra el individuo. La búsqueda por reconocer las capacidades, intereses, personalidad e historia de cada persona. Reaccionar de manera individual a cada alumno forma la base de la reflexión acerca de que obras, ejercicios, estudios son los más apropiados para el desarrollo musical de cada estudiante. De esta manera es posible apoyar el proceso formativo de la manera más apropiada al ritmo de aprendizaje de cada estudiante.

¿Diversión vs. formación? o ¿formación para la diversión?

La meta de cada clase de piano es mantener viva la fascinación por la música y abrirles nuevas puertas a los estudiantes que les permitan profundizar su relación con la música y con su instrumento. En la clase nos enfrentamos continuamente a nuevas dificultades técnicas, cognitivas, expresivas, etc. pero estas son siempre abordadas como desafíos que nos enriquecen. Con esta meta, mi actividad pedagógica busca un punto de encuentro entre una formación musical sólida y el disfrute al tocar el piano. Solo el progreso continuo conseguido a través de disciplina y reflexión nos permite experimentar un verdadero entusiasmo y satisfacción al tocar. Conseguir este progreso requiere de metas claras y definidas, así como de una planeación a corto y largo plazo que incentive al alumno en su proceso.

La música como reflexión interior

Las actividades musicales son un continuo encuentro con nosotros mismos. Al escuchar, pensar, tocar y estudiar la música nos confrontamos continuamente con nuestras emociones y nuestra comprensión subjetiva del mundo. El pensamiento estructurado, la empatía, la sensibilidad y la confianza son algunos de los elementos que nos abren las puertas para un desarrollo a nivel musical que nos permite expresar con los sonidos, lo que el lenguaje no permite.

Una técnica del sonido

El entendimiento y percepción de nuestro cuerpo, su funcionamiento y su relación con el instrumento son la base para desarrollar una técnica instrumental sana. Sin embargo,  la técnica instrumental no es para mí más que el medio para conseguir la realización de una idea musical. Es así que para un desarrollo técnico es del todo necesario el desarrollo de la imaginación sonora, y por lo tanto, del oído interno y la imaginación. Para mí la técnica instrumental representa no sólo el desarrollo de gestos y movimientos corporales, sino, y sobre todo, de gestos y cualidades sonoras. El sonido, el color tímbrico que extraemos del instrumento, es para mí el corazón de la interpretación. La continua búsqueda del sonido que mejor exprese nuestra visión musical de una obra es una de las bases de mi actividad pedagógica. Esta búsqueda aguza la sensibilidad y le permite al interprete contar con una paleta rica en posibilidades para la expresión musical.

Más allá del piano y del salón de clase

La música expresa lo que la palabra no puede. Sin embargo, las largas sesiones de práctica no son suficientes para enriquecernos y permitirnos mover las emociones de cada una de las personas que nos escuchan. Desde mi punto de vista, la clase de piano debe enriquecerse y enriquecernos en diversos aspectos. Los contextos culturales, las relaciones con otras artes, con la literatura, la ciencia y la filosofía contribuyen a la interpretación y al entendimiento del rol de la cultura, de la música y del intérprete en nuestras sociedades. La clase de piano se convierte así en un lugar de reflexión que incentiva a la participación activa en la vida cultural.