Sobre mí

Sobre mí

La "sucursal del cielo"

Nací y crecí en Cali, una ciudad ubicada en el suroccidente colombiano conocida también como la sucursal del cielo, donde el olor a caña de azúcar, la energía de la salsa, la música de la costa pacífica y la alegría de su gente me acompañaron desde mi infancia.

A pesar de que la música no hacía parte del diario vivir en mi familia, ni ninguno de mis padres o familiares es músico, podría decir que el amor por la música surgió a través de mi padre y tíos, quienes aprendieron de manera autodidacta a tocar la guitarra y a cantar con especial sensibilidad la música de los llanos orientales de Colombia.

De un teclado electrónico a diez pianos a mi alrededor

Desde muy temprana edad comenzó a crecer el encanto por la música en mí. Cuenta mi madre que cuando yo tenía dos años me embelesaba frente al televisor viendo las orquestas sinfónicas y a los cuatro años la convencí de llevarme a clases de piano.

En esos primeros pasos descubrí el teclado y sus sonidos, aprendí las primeras notas y fortalecí aún más el interés por el instrumento.

A la edad de nueve años tuve la oportunidad de seguir los avances en el piano de un amigo del colegio y, al ver su evolución, se despertó aún más mi curiosidad por buscar nuevos rumbos con el instrumento.

 Así fue como conocí a Irma de Sinisterra, profesora de la academia “Fantasía Musical”, una señora que, aunque ya pasaba sus setenta años, continuaba ofreciendo clases de piano con un curioso método: en su academia había cerca de diez pianos repartidos por todo el salón -casi todos sonando al mismo tiempo- y ella pasaba de alumno a alumno escuchando por unos minutos, corrigiendo y dejando tareas para cuando ella volviese. Yo iba tres veces por semana y cada día aprendía algo diferente: un día teoría musical, otro día música popular (Boleros, Pasodoble, etc.) y otro día estaba dedicado a la música clásica. Chopin y Beethoven fueron mi gran descubrimiento de estos años.

El camino académico

A los trece años inicié un nuevo camino en mi formación musical. Tuve la fortuna de conocer a la pianista Patricia Pérez de Hood -profesora de la Universidad del Valle-, quien me abrió un mundo lleno de posibilidades con el instrumento. El amor por los detalles musicales fue la primera revelación. Aún recuerdo mi asombro por haber pasado más de treinta minutos de la primera clase, en el primer compás de una sonatina de L. v. Beethoven. Con ella entré al mundo académico, descubrí el repertorio de éste maravilloso instrumento y comencé el camino de formarme como intérprete.

En esta etapa comenzó mi fascinación por los grandes pianistas, sus grabaciones y sus historias. Algunas grabaciones me generaban gran fascinación. Recuerdo ver en televisión a Evgeny Kissin, a sus 15 años, tocando el tercer movimiento del Concierto para Piano de Tchaikovsky. Todo era nuevo para mí, el pianista y la obra. Pero lo importante era la pasión por el instrumento y su música que despertaba cada uno de estos descubrimientos.

Nunca digas nunca

Durante mis años de estudio en Cali siempre tuve como meta continuar mi formación musical en Francia. Su idioma, su cultura y la calidad de sus intérpretes me habían apasionado desde temprana edad. Mientras tanto mi madre me había propuesto aprender alemán en diversas ocasiones. Por muchos años me rehusé, alegando que no me gustaba el idioma y que además era un país al que no quería ir. Pero la vida nos lleva a donde menos esperamos. Una vez terminados mis estudios en Cali, Alemania se presentó como la mejor opción para continuar mi formación como músico. Debo decir que gracias a su cultura, su idioma y su gente, Alemania se ha ganado un gran lugar en mi corazón.

Un camino en la tierra de Beethoven, Schumann y Brahms

En el 2010 viajé a Alemania para realizar pruebas de admisión en diversas escuelas superiores de música. En octubre del mismo año inicié una nueva etapa en la “Escuela Superior de Música de Lübeck” con el profesor chileno-alemán Prof. Jacques Ammon, quien me acompañaría durante el pregrado y la maestría. Sus invaluables consejos transformaron mi aproximación al instrumento y a la música. Sus conocimientos y su temperamento me ayudaron a adaptar una técnica basada en la relajación, la belleza y libertad del sonido y, sobre todo, a comenzar una búsqueda muy personal y profunda de lo teatral y lo narrativo en la música, la cual aún continúa. Sus enseñanzas siguen siendo para mí una fuente de inspiración durante cada proceso creativo.

El deseo de nuevas experiencias me llevó a la ciudad de Mozart. Los concejos del pianista austriaco Prof. Peter Lang en la “Universidad Mozarteum de Salzburgo” me abrieron nuevas puertas en el mundo de la interpretación. La fineza de su fraseo, así como la sensibilidad de su gestualidad durante la clase, dieron nuevas formas a mi visión de la expresión en la música.

Aprendiendo para compartir

La interpretación pianística había sido por muchos años el centro de mi formación, mientras que la actividad pedagógica que había iniciado en Cali, había sido hasta ese momento de una manera empírica. Fue en Lübeck, donde en el marco de la maestría en pedagogía instrumental, tuve la oportunidad de afianzar unas bases sólidas de teoría y práctica que me permitieron comenzar a compartir mis conocimientos. Los profesores Prof. Manfred Aust y Sabine Lueg-Krüger enriquecieron mi formación brindándome las herramientas prácticas para conseguir un trabajo pedagógico con alumnos de diferentes edades, buscando siempre despertar el amor por la música y poniendo como centro la formación de seres humanos integrales. Esta visión me ha acompañado en mi trabajo como profesor de piano en diversas escuelas de música en Lübeck, Hamburgo, Valencia y actualmente en Cali.

Pasión por el conocimiento – El pianista como investigador

Después de algunos años de experiencia laboral, la curiosidad por el conocimiento me condujo a Valencia, España. La Universidad de Aveiro, Portugal, en convenio con Musikeon, me ha permitido participar en el programa de un doctorado centrado en la investigación artística en música. Este camino apenas comienza, pero este inicio ha sido una experiencia reveladora y maravillosa. Los maestros Luca Chiantore (pianista y musicólogo) y Susana Sardo (etnomusicóloga) han enriquecido mi visión de la música en nuestra sociedad y han abierto mis intereses y curiosidad por la relación de la música con otras áreas de las humanidades y las ciencias. Ahora comienza una nueva etapa como investigador. La praxis interpretativa en la música para piano del siglo XIX y en particular en la obra para piano de Robert Schumann y Johannes Brahms serán el centro de esta investigación. Es un gran reto, pero también una gran fortuna poder dedicarle algunos años de mi vida a la hermosa música de estos compositores, para comprender la praxis interpretativa a través de las fuentes históricas del que fuese uno de los periodos más interesantes y productivos en la historia del repertorio pianístico.